27 de enero de 2013

Doctor, ¿tengo"pencilitis crónica"?



Bienvenidos de nuevo, queremos estrenar la etiqueta "El sacapuntas" trasladando a todos los lectores la gran inquietud y desasosiego en la que nos encontramos cuando tratamos de centrar nuestro objeto de colección: El Lápiz (o lapicero).

Dicen los expertos coleccionistas que en esta afición es importante concretar lo máximo posible el objeto de colección, así se puede abarcar y profundizar en su esencia, tener perseverancia e intentar conocer las características e historia que le rodea. Y siguiendo esta pauta nos ceñimos en su momento a reunir lápices (quedando fuera los sacapuntas, gomas de borrar, portaminas, salvapuntas y demás parientes de escribanía).

Así encaminados, sin embargo, pronto surgieron las primeras preguntas: "¿de colores también coleccionas?", "¿también te interesan los de carpintero?", "te voy a traer un lápiz del Museo del Prado...", "se vende lápiz publicitario de Caldo Potax", "¿a que no tienes de esos alargados de plástico que se doblan?", "he visto un coleccionista de lápices de campos de golf"... .

Ante tal avalancha de cuestiones durante los primeros meses de ávido coleccionismo, decidimos indagar e investigar para intentar saber más: navegamos en la red, visitamos páginas de otros coleccionistas, compramos "The Pencil", hicimos algunas averiguaciones etimológicas, castigamos a algunos amigos y familiares con conversaciones poco habituales..., y al final nos decantamos por... seguir profundizando... 

Resultado: "pencilitis crónica". Para conocer sus síntomas y así evitar caer en esta extraña patología tienes dos opciones:
  1. Salir inmediatamente de Pencilvania e informarte, en su caso, en el Centro de Salud o
  2. Seguir leyendo pues ya estás vacunado de todas las "coleccionitis" agudas y/o crónicas. 



    Primer síntoma: Se inicia con la búsqueda en el Diccionario de la RAE de la definición y orígenes de la palabra "lápiz" y "lapicero" básicamente, pasando por sus veintidós ediciones desde 1734 hasta 1992.
     
    Edición de 1734

    Edición de 1992

    Edición de 1734
    Edición de 1992. Que signifique bolígrafo en esos tres países empieza a causar confusión y mareos
     
    Propuesta de redacción para la entrada "lápiz" en la 23ª edición, destaca la inclusión del lápiz de memoria y el óptico

    Cuando el "paciente" coleccionista se da cuenta de la gran variedad de lápices que existen para reunir, opta en un primer momento por los relacionados con la escritura y el dibujo, descartando los de labios y ojos, aromáticos y terapéuticos, así como también los ópticos, electrónicos, galvánicos, y otros más especializados. 





















    Aunque se encuentra ya un poco ubicado, no obstante le da igual que sean de marca conocida, que escriban o no (como esos bastones-souvenir), que sean conmemorativos, publicitarios, con muñequitos y otras artesanías arriba, que estén nuevos o gastados, que tengan múltiples formas, diversos tamaños y colores, y texturas, y utilidades, ¡y qué curioso!, ¿y porqué no? etc, etc. El asunto es que todos valen.










    Momento álgido del primer síntoma de la "pencilitis"

    El clímax de este primer arrebato es cuando el coleccionista empieza a preguntarse si es lo mismo un "lápiz" que un "lapicero", averiguando por lo demás que también existen "lapiceras", y que "lapizar" tanto en verbo como sustantivo existe como palabra. 

    Aunque supone una obsesión lingüística notable, sin embargo es la fase menos preocupante de la "pencilitis", pues el sujeto aún tiene una modesta cantidad de ejemplares y se halla bastante centrado en adquirir cuantos más mejor.

    Segundo síntoma: Aparece claramente cuando el "paciente" recolector de estos ya singulares objetos, conoce a otros coleccionistas y trata de compartir con ellos sus inéditas? inquietudes.

















    Notorio es también la tendencia a la internacionalización.





    Pero por encima de todo lo más señalado es cuando el coleccionista de lápices (o lapiceros), haciendo una excepción a la regla básica de la especialización, también considera interesante reunir objetos relacionados estrechamente con sus lápices (o lapiceros), así como buscar conexiones entre su "especialidad" y otras artes o campos del saber. Son momentos de máxima euforia y desenfreno, presagio del tercer síntoma...


    Un puzzle de lápices

    Un lápiz de papiroflexia regalo de un amigo y unas tablillas del proceso productivo

    ¡Oh...!, un cochecito con forma de lápiz publicitando la "George Rowney&Co." Pencil Manufacturers

    ¡El lápiz reinventado!


    Unos pocos "bullet pencils" para dar variedad. ¡Son tan curiosos!



     Y un lápiz artículo de broma, y que si las cajas y etiquetas son también muy bonitas, un cuaderno de baile con su lapicerito atado, y un lápiz "eraser" con su cepillito y todo, y, ¡el colmo de las formas!: Una goma de borrar con forma de lápiz. ¿Qué es qué?.

     LITERATURA





































    "Pencil art" de los Japoneses Mizuta Tasogare y Kato Jado
                                           ESCULTURA






    Microescultura de Dalton Guetti


     MÚSICA
     DISEÑO DE INTERIORES












     

    CERÁMICA
















    Tercer síntoma: El coleccionista, embargado durante años por la intensidad de su absorbente afición, sufre delirios y descubre lápices (o lapiceros) dondequiera que mire. Miren, miren:

    Al consultar la hora
    Cuando comprueba la temperatura

    Al entrar o salir de cualquier tienda

     Al visitar el "Aquarium"


    Al ayudar a hacer los deberes de su hija

    ¡La realidad lucha contra la imaginación!



    ¡¡¡Se intercalan pensamientos filosóficos!!!!

    Si no se ataja la "pencilitis crónica" a tiempo, las consecuencias pueden ser muy graves:



    Hasta la próxima, me duele un poco la cabeza y no se muy bien porqué.

    Steve Simon







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